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Ruta al Canuto y Torcal de
la Utrera y Baños de la Hedionda.
Hoy
vamos a visitar uno de esos lugares que queda a la sombra de otros con más
fama.
Es
el caso del Torcal de la Utrera que es una réplica espectacular
del Torcal de Antequera, lugar emergido de las profundidades del océano formado
por un laberinto de relieve kárstico, el más meridional de Europa, situado en
la sierra del mismo nombre. Este paraje está ubicado en la Sierra de la Utrera,
en el municipio de Casares, al oeste de la provincia de Málaga.
Este pequeño e interesante
conjunto kárstico, está atravesado por 3 valles encajados y paralelos a la
costa, llamados canutos, de gran belleza paisajística y un cuarto más abierto. Además,
sus estratégicas condiciones como refugio y atalaya de vigilancia lo han hecho
ser habitada desde época paleolítica y en distintos momentos de la prehistoria
e historia (poblamiento discontinuo), es también un magnífico observatorio de
los pasos migratorios de las aves, pudiéndose contabilizar muchas especies de
difícil observación en la mayor parte del territorio andaluz (cigüeña negra,
garcilla cangrejera…). Estos hechos se ponen de manifiesto por la gran cantidad
de restos y yacimientos arqueológicos que se han hallado en este pequeño
torcal.
La ruta
transcurre encajonada entre grandes paredes calizas no tiene una gran
dificultad por lo que es apta para todos los públicos. El espacio, por sus
condiciones morfológicas, con multitud de refugios, y botánicas, presenta unas
condiciones óptimas para el desarrollo de la fauna silvestre.
La
vegetación predominante es de pino carrasco, adelfas, algarrobos, sabinas y
algún palmito en las laderas del camino, tenemos asociaciones vegetales
importantes, así como el único sabinar costero conocido sobre calizas, pero si
quieres saber la flora que nosotros vimos y destacamos, visita el siguiente
blog:
· LAS PLANTAS DE MIS EXCURSIONES.
En la segunda
parte de la ruta vamos a visitar y hacer uso de los Baños
de la Hedionda.
Baños de la Hedionda: Los
conocidos como Baños de la Hedionda constituyen uno de los hitos históricos del
macizo de la Utrera y en general de todo Casares. Su peculiaridad como Baños
Sulfurosos y lo dilatado de su aprovechamiento por el hombre desde tiempos
históricos han venido a enriquecer su papel no sólo como realidad histórica y
científica, sino como elemento cultural de primer orden, que ha debido influir
en el acervo cultural del pueblo desde muy antiguo, y que goza además de una
situación geográfica idónea en el marco de un territorio particularmente rico
en actividades humanas desde la antigüedad.
Los baños
cuentan con multitud de leyendas que intentan dar respuesta a su origen. Una de
ellas reúne los elementos mágico-creenciales típicos en tales casos: según
cuenta, el demonio que habitaba en esta agua exhaló el último suspiro al ser
expulsado por Santiago, lo que confirió al agua su olor a azufre. Esta leyenda
es recogida por múltiples autores, viajeros todos, algunos de los cuales
introducen ciertas modificaciones. Sin embargo, la más popular es la que le
atribuye un noble origen histórico: el año 61 a.C., las tropas romanas se
encontrarían acampadas en aquella zona dispuestas a enfrentarse con las de
Pompeyo y, encontrándose infectadas de sarna, hallarían alivio bañándose allí;
aunque, según otros, el propio Julio César curó de una infección herpética y
mandó construir los baños que hoy se conservan.
Lo que sí
es cierto es que desde los más antiguos tratados geográficos en los que se
habla del municipio de Casares se hace referencia a las propiedades curativas
de la fuente de la Hedionda y su localización.
Sea como
fuere, la importancia histórica nos viene dada por el recinto balneario,
inicialmente romano en su captación y adaptación al uso de la fuente.
Remodelaciones posteriores, fruto de la variación en los niveles de caudal del
venero hace que los árabes retoquen su estructura y amplíen sus muros y
canalizaciones, sacadas a la luz en la última intervención arqueológica en los
inicios del 90. Además, a partir del año 2016, estos baños cuentan con piscinas
naturales.
El
conjunto de los baños se completa con obras desde el XVII hasta fines del XX,
aún conservadas en parte. Aunque la entidad de los restos encontrados, pudieran
parecernos poco acordes con la magnificencia romana en este tipo de construcciones,
los estudios realizados parecen confirmar este origen romano, si bien se deben
haber producido algunas alteraciones de la primitiva estructura.
Para
evitar la masificación, el Ayuntamiento de Casares ha puesto en marcha una
serie de medidas entre las que destaca la limitación del aforo en el recinto a
24 personas, por lo que será obligatorio realizar una reserva para acceder al
mismo en horas puntas, establecidas de 12.00 a 19.00 horas desde el 2 de julio
al 9 de septiembre.
Para comenzar
la ruta, saliendo desde Málaga, nosotros como últimamente solemos hacer nos
dirigimos hacia Marbella por la carretera de Coín, es decir, salimos por la Autovía
del Guadalhorce A-357, hasta desviarnos por la A-355, hasta Marbella, aquí tomamos
la A-7, después de 38 kilómetros cruzamos el río Manilva y tras pasar el
Supermercado Lidl, tomamos a la derecha y a unos 4 kilómetros tenemos los
aparcamientos donde dejaremos el coche.
Como
nuestra intención es comer y darnos un baño en los Baños de La Hedionda vamos a
dejar gran parte del contenido de la mochila en el coche, para recogerlo a la
vuelta de la visita al Canuto y Torcal de La Utrera, así que comenzamos a
caminar siguiendo el carril, a los pocos metros otros carteles nos informan que
no podemos avanzar con el coche, nosotros continuamos andando y llegamos al
cartel informativo de la ruta, (intersección 1) a la derecha continua el carril
hacia los baños pero nosotros ahora tomamos por la izquierda para adentrarnos
en el pequeño valle, poco a poco se va estrechando y las paredes se acercan una
a otra y podemos observar las aves como anidan en estos farallones de piedra.
Un
poco más adelante entramos en el bosque de rivera y encontramos unas grandes lozas
de piedra puestas en el suelo y nos damos cuentas que estamos en una segura
calzada romana utilizada para bajar a los baños desde la ciudad romana de Lacipo, un poco más arriba
volvemos a ver los bloques de piedra situados para formar la calzada, aunque
debido a las muchas riadas que han tenido que bajar por aquí, se encuentran trozos
muy destruidos.
Cuando
el canuto se empieza a abrir, mas o menos a mitad de camino nos encontramos dos
albercas, que ahora están vacías, y tras avanzar unos metros más aparece de
nuevo un carril de tierra y enseguida un cartel informativo. Seguimos avanzado
por el carril y llegamos a la intersección 2, a la derecha la vereda por donde
vamos a subir al torcal, pero ahora seguimos por el carril de la izquierda para
acercarnos al pequeño nacimiento de agua origen de este valle, estamos en la
zona conocida como “Los Llanos”, junto a la surgencia encontramos un monolito
de piedra que recuerda a una senderista.
Volvemos
hacia la intersección y comenzamos a subir hacia el torcal, nosotros seguimos
el track que llevamos en el gps, que nos conduce hacia el este y tras dar una
vuelta y observar algunas formaciones
decidimos retornar hasta que encontramos una vereda que nos conduce hacia el
sur, esta nos conduce hasta el mismo desfiladero desde donde tenemos unas muy
buenas panorámicas, esta misma vereda nos cambia de dirección ahora hacia el
oeste y nos va bajando hasta el carril, no sin antes pasar por los restos de
una pequeña cantera.
De nuevo en el carril iniciamos
la bajada por el mismo lugar que de subida hasta llegar a la intersección 1, nosotros
paramos el gps, regresamos al coche y cogemos las toallas y la comida y
regresamos a la intersección. Volvemos a encender el gps y seguimos por el
carril, dejamos atrás la Ermita de San Adolfo y unas casas unos pocos metros
más adelante tenemos el pequeño edificio que esconde en su interior los Baños
de la Hedionda.
Antes de entrar
bajamos por hacia el Río de Manilva, para maravillarnos con el color de sus
aguas de un intenso color celeste, bajamos un poco más hasta llegar al pequeño
acueducto que lo atraviesa, hacemos algunas fotos y regresamos al edificio de
los baños, donde paramos a comer ya disfrutar de sus aguas sulfurosas.
El
regreso por el mismo camino.
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